Tras un mes irregular, los blancos muestran ante el campeón su mejor cara de la mano de un gran Sergio Llull
E. V. ESCUDERO
Tras un mes de diciembre turbulento, el Real Madrid daba inicio al nuevo año con un encuentro de campanillas. La visita del campeón centraba las miradas del baloncesto europeo en el Palacio, donde el conjunto blanco estaba obligado a volver a brillar para espantar los fantasmas y recuperar las sensaciones a menos de un mes para la disputa de la Copa, el primer título de la temporada.
La enfermería vacía era la primera noticia positiva de Laso, feliz por tener, por primera vez en semanas, a todos sus jugadores disponibles. De esas ausencias, la que más daño había hecho al Madrid era la de Sergio Llull, motor principal de la alegría blanca y sustento en los momentos complicados. Ya sin vendaje en la rodilla, el balear marcó anoche el ritmo desde el principio del partido, liderando las primeras ventajas del Real Madrid, mucho más entonado que su rival en los compases iniciales (8-2, min. 4).
Le entrada en escena de Teodosic mitigó los problemas del CSKA, más cómodo en ataque que en labores defensivas. Las facilidades que le daba el Real Madrid para anotar cerca de la canasta disfrazaban su mala noche desde el perímetro y le permitían seguir cerca en el marcador e incluso mandar tímidamente por momentos (30-32, min. 15). Dos triples de Maciulis (20 puntos), que para entonces era ya una de las piezas clave del encuentro, abrieron una pequeña diferencia poco antes del descanso (50-42) y encendieron las alarmas en el banquillo de Itoudis. De Colo, inédito en el primer cuarto, se echó el equipo a la espalda en el segundo (8 puntos) para hacer más llevadero ese parcial blanco y dejar el choque casi igualado al descanso, al que se llegó tras una doble polémica por dos faltas que no gustaron nada en el Real Madrid.
Quedaba claro que el criterio arbitral había cambiado y que cada contacto iba a ser castigado con falta. Un listón bajo que desesperó por igual a ambos técnicos y que deslució por momentos el encuentro. Un triple de Khryapa acabó con el atasco exterior del CSKA (0 de 6 en triples durante la primera mitad), que tuvo que recurrir a la larga distancia por la mejoría de la defensa blanca. Aun así, no conseguía despegarse el Madrid, siempre por delante pero con los rusos a la zaga. A cada triple imposible de Llull le respondía De Colo con otra fantasía. Canastas de ida y vuelta que desembocaron el partido en un puño a falta del último cuarto (74-70).
Fue entonces cuando el Madrid sacó a relucir su mejor versión. Esa que llevaba semanas desaparecida y que volvió a aparecer ayer de la mano de un Llull desatado. El base, que no brillaba como ayer desde la paliza al Barcelona en el Palau, volvió a ser el mejor en los momentos importantes. Su defensa sobre De Colo y un 2+1 crucial a falta de dos minutos certificaron un triunfo mayúsculo de los blancos, que además enjugaron el basket average con el CSKA. Doble impulso para comenzar con buen pie el 2017.