A Nick Foles le despidieron hace año y medio de su equipo y pensó en dejar el fútbol americano. Esta noche ha sido el MVP en la victoria contra pronóstico de los Eagles contra los Patriots (41-33)
Quedaban dos minutos y veinte segundos de partido para que los New England Patriots, los favoritos de la Super Bowl, remontaran una diferencia de ocho puntos contra los Philadelphia Eagles. Un suspiro para cualquier equipo, una eternidad si tienes como ‘quarterback’ a Tom Brady, el mejor de la historia y acostumbrado a dar vueltas a partidos imposibles (inolvidable hace un año, también en la Super Bowl, obró la remontada cuando perdían 28-3 en el tercer cuarto).
Todo EE.UU. estaba pendiente de qué pasaría cuando el partido llega a la ‘zona Brady’, los minutos finales en los que al marido de Gisele Bundchen no se le cambia la cara ni le tiembla el brazo. Pero ocurrió lo inesperado: Brandon Graham, de la línea defensiva de los Eagles, empujó y empujó a su oponente y consiguió alargar el brazo en un escorzo propio de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. No buscaba como Dios tocar con su dedo al hombre, sino pegarle un manotazo a la pelota que Brady llevaba apretada contra su cuerpo. Lo consiguió, el óvalo de cuero rebotó contra el suelo y Derek Barnett lo recogió para devolver la posesión a los Eagles y abrirles la puerta del cielo, de la Super Bowl.
Es difícil analizar si la jugada fue un exceso de confianza de Brady, un fallo de la línea de mastodontes que le protegen o un esfuerzo heroico de Graham. Lo cierto es que hasta entonces Brady, considerado el mejor ‘quarterback’ de la historia -40 años, ocho participaciones en Super Bowls, cinco triunfos- había firmado un gran partido. Sin apenas errores, beneficiado por una gran línea de protección que no permitió que la defensa de los Eagles le tocaron un pelo, tuvo una actuación brillante, con un total de 505 yardas de pase -récord en una Super Bowl- y tres pases de ‘touchdown’.
Pero él, acostumbrado al papel del héroe, de leyenda, se vio superado por un segundón.Nick Foles, ‘quarterback’ de los Eagles, fue el gran protagonista de la Super Bowl y de este temporada. La arrancó como suplente en el equipo de Filadelfia después que hace dos años le despidieran de los St. Louis Rams. Estuvo a punto de dejar el fútbol americano. Había sido una sensación en la temporada 2013, pero luego su juego se diluyó. Parecía condenado a deambular como suplente de uno a otro equipo de la NFL. La lesión del ‘quarterback’ titular, Carson Wentz, el pasado diciembre, le dio una oportunidad. Contra todo pronóstico, la aprovechó. Ha comandado a su equipo en la Super Bowl y en la finalísima mandó pases impecables, mostró una inteligencia vertiginosa y no cometió errores. Sus números fueron muy buenos (372 yardas de pase, tres pases de ‘touchdown’, una recepción de ‘touchdown’ y una intercepción), aunque inferiores a los de Brady. Pero cuando el partido se asomó al precipicio, Foles dirigió al equipo con maestría inesperada hasta un último ‘touchdown’ cuando su equipo perdía por un punto, una recepción espectacular de Zach Ertz; mientras, a Brady le arrebataron la pelota. Un ‘don nadie’ le ganaba la partida a GOAT (‘Greatest of all times’, ‘el más grande de todos los tiempos’). Foles, convertido en héroe imprevisto, premiado con el MVP del partido, entregaba por fin la Super Bowl a Filadelfia, una ciudad con mucha tradición de fútbol americano que nunca había conseguido el título.
Los Patriots -el equipo a su vez más exitoso y más odiado de EE.UU.- y Brady, el ‘novio de América’, el ‘golden boy’ de la NFL, se van, por una vez, con la cara amarga. Un suplente les birló una de las mejores Super Bowl que se recuerdan.